PRIMERA
PARTE
EL
PUEBLO DE ISRAEL
HEBREOS, ISRAELITAS, JUDÍOS
Periodo
Patriarcal.
Esta nación oriunda de
Mesopotamia y que hace más de 5000 años
abandonó su
tierra de origen en
Ur de Caldea para trasladarse en un largo peregrinaje a las tierras que
hoy llamamos Israel,
eran llamados hebreos por descender de Heber abuelo de
Abraham, y se
desempeñaron originalmente como un pueblo de pastores de régimen
patriarcal. Otra
versión, nos hace saber que el nombre hebreo deriva de la voz hibrith,
que quiere decir del
otro lado del río, aludiendo a que Abraham y su gente llegaron a la
tierra prometida
desde el otro lado del río Eufrates en Mesopotamia.
Los patriarcas eran
hombres piadosos y jefes de familia, algo así como comandantes de
su raza, a esta
autoridad la heredaba el hijo primogénito o descendiente primogénito en
línea directa. Los
primeros patriarcas del pueblo fueron: Abraham, Isaac y Jacob
llamado también
Israel, este último padre de las doce tribus que dieron origen al pueblo
hebreo. Para la
época, fue el primer pueblo del mundo en abrazar y practicar una
religión
absolutamente monoteísta, que de inmediato lo apartó y diferenció de los demás
pueblos de Medio
Oriente. Los israelitas como los demás pueblos de Eretz Israel eran
pastores trashumantes
que en tiempos de sequía solían migrar a Mesopotamia o al valle
del Nilo; en uno de
estos viajes y huyendo de la sequía el pueblo de Israel permanece en
Egipto por casi
cuatrocientos años, primero como visitantes y luego como esclavos,
manteniéndose siempre
fieles a Dios y a sus tradiciones y sin asimilarse al pueblo
egipcio.
Periodo
Mosaico.
Según las escrituras
judías, la situación del pueblo en Egipto se tornaba día a día más
espantosa,
volviéndose la vida cada vez más difícil por haberse vuelto esclavos de éllos,
no adorar a sus
dioses, ni tomar sus costumbres. Surge así la figura de Moises, que
como narra el libro
del Exodo desciende de la tribu de Leví, y a quien para salvarlo del
decreto de muerte que
el Faraón había pronunciado en contra de todos los varones
nacidos del pueblo de
Israel, su madre lo puso en una cesta y lo escondió entre las cañas
del Nilo, allí se
cuenta que fue encontrado y salvado por la hija del Faraón, quien lo
prohíja y lo lleva
consigo a palacio, siendo educado como un príncipe por los egipcios,
pero Moises sabía y
conocía de su origen israelita. Pasaron los años y Moises luego de
verse envuelto en una
reyerta y muerte de un egipcio, huye al desierto, en donde
permanece cuarenta
años como pastor y contráe matrimonio con la etíope Séfora hija
del sacerdote Jetró.
En algunas narraciones el suegro de Moises se llama Raguel.
Según la tradición,
mientras Moises pastoreaba el rebaño de su suegro Jetró, en el
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2
Monte Sinaí 1 recibió
de Dios el mandato de regresar a Egipto y sacar a su pueblo de la
esclavitud y el
cautiverio, y llevarlo nuevamente a la libertad.
En un principio el
Faraón se negó a dejar salir a sus esclavos, a lo que Moises respondió
que no sería él, sino
Dios quien sacaría al pueblo de Israel del cautiverio de los egipcios.
Cuenta la tradición
bíblica que Egipto recibió el azote de diez plagas antes que el
corazón del Faraón se
conmoviera y consintiera en dejar salir de Egipto al pueblo de
Israel, estas plagas
en orden cronológico fueron: primero el agua se convirtió en sangre,
luego vinieron las
plagas de ranas, piojos y moscas, siguieron a continuación la peste en
el ganado, úlceras y
granizo, luego llegó la plaga de langostas y las tinieblas, estas
plagas terminaron con
la muerte de los primogénitos egipcios y la muerte del
primogénito del
Faraón.
El libro del Exodo
detalla como el pueblo salió de Egipto, cruzó milagrosamente las
aguas del Mar de
Cañas y se internó en el desierto camino al monte Sinaí y a Eretz
Israel, en el
desierto permanecieron por el espacio de cuarenta años, y de un pueblo
esclavo se trocó en
una nación que amaba y valoraba su libertad.
El credo en un Dios
único, no estuvo escrito ni regulado hasta los días de Moises,
considerado por los
hebreos el primero y el más grande de los profetas y quien según la
narración bíblica
recibió de Di-s2 la Torá en el Monte Sinaí, la misma que contiene los
cinco primeros libros
de lo que en occidente se llama la Biblia y que son: Génesis,
Éxodo, Levítico,
Números y Deuteronomio. Para el pueblo hebreo la Torá es perfecta,
ni se añade, ni se
quita nada de su texto, y no se altera jamás su tenor. A parte de todo
esto se la considera
histórica, porque relata con exactitud todo lo que fue antes de
Moises, es profética
por determinar hechos y circunstancias que sucederán a lo largo de
la historia judía y
es jurídica ya que determina con una minuciosidad extraordinaria
todas las leyes,
mandamientos y regulaciones que guiarán la vida y existencia del
hombre y del pueblo,
así como su comportamiento para vivir en armonía con Di-s,
consigo mismo, con
sus semejantes y con su naturaleza. La ley que regiría por milenios
a Israel está
contenida en los célebres 10 mandamientos del Decálogo y en 613
preceptos de fe que
extraídos de la Torá fueron codificados en los tratados de “La
Mishna”.
Moisés aparte de ser
líder, juez y caudillo del pueblo, fue considerado por el judaísmo el
primero y el más
grande profeta de Di-s. Este legislador y lector de la ley muere a las
puertas de Eretz
Israel sin haber cruzado aun el Jordán, y sin llegar a poner sus pies en
la tierra que Di-s
entregó al pueblo de Israel.
Este pueblo
monoteísta y endogámico que vivía del pastoreo y la agricultura, disperso
en tribus que
poblaban los campos, habitó un país entonces muy feraz y cuya tierra
1 . En
algunos libros se conoce al Monte Sinaí como Horeb o monte de Dios, y desde
antes de la llegada
de Moises era conocido como un lugar de culto por los nómadas.
2 Es
una manda judáica que arranca de los tiempos del Talmud el no escribir completo
el
nombre de Dios, pues
como ley específica de la Torá está prohibido pronunciar el
nombre inefable y por
ende escribirlo, en su lugar los judíos utilizan palabras como
Adonai (El Señor), El
Eterno, El Bendito, El Santo Santísimo, entre otros.
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